El boxeador de 26 años ha hablado con franqueza en el pasado sobre sus sentimientos suicidas y admitió que recurre a su deporte en sus momentos más oscuros como una salida para sus emociones.

Le dijo a la revista Boxing News: “Cuando estoy pasando por tiempos difíciles, más que nunca, especialmente durante estos campos de pelea, siempre es así, termina siendo mi tarea más grande. ¿Pero qué hago ahora? Aprendo sobre mi ética de trabajo y mi boxeo. Lo lloro. Entro al ring o golpeo la bolsa y lloro. Ese es mi mecanismo de afrontamiento desde que era niño. En algún momento del viaje perdí un poco de eso”.

Los rituales de “descompresión” de Teófimo significan que a veces se le puede encontrar en el gimnasio de boxeo en medio de la noche: “Hace apenas unos días fue la última vez que lloré. Cuando absorbo energía negativa a mi alrededor me pone en mal estado y lo que no me gusta es eso. Tengo que descomprimirme y salir de esto. Entonces, a las tres de la mañana voy al gimnasio de boxeo”.

"Estaba cansado. Volví al gimnasio para sacar la mejor versión de mí. Terminé cerca de las seis de la mañana, llorando a gritos. Estaba practicando boxeo y esas cosas, pero simplemente lloraba en esos momentos. Me encanta porque hago mi deporte, mi principal actividad. Que tiene sentido, añadió.