El campeón de peso crucero de la FIB ha experimentado muchos altibajos a lo largo de los años y admitió que pensó que estaba acabado cuando se puso "gordito” durante un largo descanso, pero solo un año después, venció a Mairis Briedis para ganar su título mundial.

Comentó para la revista Boxing News: "Sé que merezco estar aquí porque he pasado por esos momentos. Esos momentos bajos, y ese no fue el único. Comer con pajita durante cuatro meses también fue uno. Son juegos mentales. Ya estuve allí y me levanté del suelo, así que ahora sé lo que tengo que hacer. Incluso cuando me rompí la mano, estuve enyesada durante nueve meses y pesaba como 117 kg. Estaba volviendo de una lesión. Pensé que mi carrera había terminado y esa fue la pelea antes de Briedis. Me operé y estuve enyesado durante nueve meses y simplemente subí mucho de peso”.

"Estaba bebiendo y todo eso. En ese entonces no era nadie. Recuerdo mi primera sesión de regreso, fui al gimnasio e hice dos rondas de saltos. Golpeé el saco durante dos rondas y luego me senté y simplemente dije: 'Mi carrera ha terminado'. Sinceramente pensé que eso era todo... pero 12 meses después, vencí a Briedis. La montaña rusa emocional por la que he pasado es una locura”, agregó.

Y esa no era la primera vez que Jai temía el fin de su carrera en el boxeo, ya que en el verano de 2018, él y su padre Tapu, que también es su entrenador, consideraron alejarse por razones financieras: "No teníamos dinero, habíamos tenido un día de mierda y estábamos hablando como, '¿Qué maldito sentido tiene esto?' Ambos estábamos hablando de dejar el boxeo y simplemente inscribirnos en un club de fútbol local. Le habíamos dado al boxeo todo lo que teníamos, pero no recibíamos nada a cambio. La gente no sabe la montaña rusa en la que he estado. Recordar momentos como ese desde donde estoy ahora solo muestra los frutos del trabajo. Hace que todo sea más dulce".