El campeón de peso pesado británico y de la Commonwealth derrotó a su compatriota con un explosivo nocaut en el primer asalto en la pelea del sábado y se alegró de obtener una victoria contundente después de que el dúo hubiera luchado hasta un emocionante empate en el choque inicial de marzo.

Wardley habló en Queensberry: "Siempre es dulce. Nunca quieres hacer tiempo extra en ese ring. Después de los últimos 12 asaltos que compartimos juntos, sé cómo me sentí al día siguiente, así que no estaba muy ansioso por pasar por todo eso otra vez, pero si alguna vez tengo que ir a esos lugares profundos y cavar del pozo, todos sabemos que lo tengo dentro de mí. Dije en la previa que había visto la pelea y sabía los errores que había cometido y cómo podíamos hacerla más dulce y lo hice esa noche".

Wardley se está ganando la reputación de ser un finalizador letal en el ring y admite que se aprovechó de las debilidades de su rival en las primeras etapas de la contienda: "Sé que una vez que lastimo a alguien, puedo deshacerme de él. Cometí algunos errores en la primera pelea. Entré en esa primera pelea con muchos problemas de fondo. Entré en esa última pelea con un par de problemas. Lo solucionamos, teníamos el plan de juego correcto. Lo ejecutamos esa noche. A veces, se necesita guerra, a veces se necesita un poco de cerebro. Solo necesitaba embellecerlo un poco, endulzar las cosas un poco, disfrazarlo".

Wardley ahora apunta a dar el paso a las peleas por el título mundial después de mantener los cinturones británico y de la Commonwealth con su despiadado triunfo: "Quiero cinturones. Quiero títulos, quiero [convertirme] en campeón del mundo".