El ala de 43 años se retiró del rugby en 2016 tras sufrir una lesión de rodilla y admitió que tuvo problemas con la transición en los meses posteriores a colgar las botas.

Así lo reveló a la Rugby World: “Me salí del carril tras retirarme, bebí todos los días durante un año.

Todos intentaban ayudarme: mi madre, mi padre, mi pareja y yo no les hacíamos caso. Un día me desperté y pensé: ‘Bien, vuelve a la normalidad’. Simplemente paré… Tuve problemas con la transición. Durante 18 años tuve una rutina y una estructura en mi vida. Cuando no tenía que levantarme un día, simplemente me acostaba en la cama. Era como tener un vacío en ti. Ahora tienes mucho apoyo en lo que respecta a la salud mental”.

“Cuando empecé como profesional, la gente no quería ayudarte, no podías ser la persona que se suponía que debías ser. Lo más importante es hablar, no te avergüences de hablar”, abundó´.

Andy ahora es entrenador de Whitchurch RFC y cree que es “bueno” en eso, aunque no era algo en lo que inicialmente pensó que se dedicaría: “Nunca pensé que sería entrenador. No me malinterpreten, no era el tipo más fácil de entrenar, pero soy bueno manejando a los chicos. Todos somos diferentes y tienes que tratar a las personas individualmente. Creo que esa es la mejor parte de mi juego, mi gestión de personas. He aprendido un poco de cada entrenador que he tenido”.