Steve Williams trabajó con el legendario deportista durante 12 años (y 64 victorias en el PGA Tour) hasta 2011. Aunque Tiger siempre se fijó estándares altos y estaba muy concentrado, también era muy divertido.

Steve declaró a la revista Bunkered: "Tiene un carácter peculiar y no teme demostrarlo, pero, al mismo tiempo, fue extraordinariamente generoso conmigo y mi familia. Exigía el éxito y establecía estándares altos. Por ejemplo, cuando empecé a trabajar para él, me consideraba razonablemente en forma. Pero su estado físico era de otro nivel, así que tuve que mejorarlo rápidamente”.

Solía ​​decir: "Cuanto más en forma estés, mejor funciona tu mente", y cosas así, así que era cuestión de ponerse las pilas y darlo todo. Sí, era exigente, pero para llegar a su posición, había que serlo. No puedes fijarte ambiciones y metas tan altas sin tener que esforzarte muchísimo para alcanzarlas. Pero fuera de la pista, creo que mucha gente se sorprendería de lo diferente que era. En la pista, era un competidor muy concentrado y muy serio. Fuera de ella, era muy divertido y sabía cómo relajarse y pasarlo bien. Era un jefe fantástico”, agregó.

A Steve siempre le maravillaba el deseo de Tiger de ganar: "Para Tiger, ganar era lo único que hacía que una semana fuera buena. Ya sabes, para muchos otros jugadores, si terminan entre los 10 mejores, los 20 mejores, o incluso si llegan a la clasificación, lo considerarán una semana bastante exitosa. Para Tiger, si no ganabas, perdías".