El primer estudio de este tipo del mundo, que se llevó a cabo en la Universidad de Birmingham y fue publicado por la revista de políticas sanitarias europeas de The Lancet, exploró el impacto que tienen las normas sobre el uso de teléfonos en las escuelas en la salud y la educación de los alumnos, y los académicos analizaron el comportamiento de los estudiantes, el ejercicio, los patrones de sueño y el tiempo que pasan con sus dispositivos.
La investigación no encontró diferencias entre los estudiantes de escuelas con o sin prohibiciones, y se estudió a mil 277 estudiantes de 30 escuelas secundarias diferentes, que a su vez fueron seleccionadas de una muestra de mil 341 estatales convencionales de toda Inglaterra.
La Dra. Victoria Goodyear, autora principal del artículo, explicó a la BBC que los hallazgos no deberían tomarse como una señal 'en contra' de la prohibición de los teléfonos inteligentes en las escuelas.
Goodyear aclaró:
'Lo que estamos sugiriendo es que esas prohibiciones en sí mismas no son suficientes para abordar los impactos negativos'.
En cambio, insistió en que el 'enfoque' debería ser explorar cómo reducir el tiempo que los estudiantes pasan con el teléfono en general.
Goodyear agregó:
'Necesitamos hacer más que simplemente prohibir los teléfonos en las escuelas'.
Aunque el uso restringido de teléfonos inteligentes en las escuelas no causó un gran impacto, el estudio descubrió otros vínculos preocupantes con respecto al uso del teléfono en general.
Hubo una conexión entre pasar más tiempo en las redes sociales y los dispositivos y los problemas de salud mental, la falta de ejercicio, las calificaciones más bajas y otros comportamientos disruptivos.